martes, 9 de noviembre de 2021

La República de Platón, Capitulo VIII, el temperamento democrático.

 

Lic. Francisco Javier Aragón Salcido.

Según un artículo publicado en Wikipedia, la Enciclopedia, abierta, libre y colectiva de Internet, que gloso y parafraseo, el autor  en su dialogo sobre  la República, expone el origen y características de los diferentes sistemas políticos usando relatos amenos  y llenos de significado.

No obstante en el capítulo VIII, el enemigo a vencer  es la Democracia Directa , descrita por Platón como el sistema político más bello , pero tan solo  a los ojos de los  lerdos. 

Muchas de las críticas que lanza contra la democracia se escuchan habitualmente hoy día, como es este discurso sobre la educación:

—Por ejemplo, que el padre se acostumbra a que el niño sea su semejante, y a temer a los hijos, y el hijo a ser semejante al padre y a no respetar ni temer a sus progenitores, a fin de ser efectivamente libre; el meteco es igualado al ciudadano, el ciudadano al meteco y del mismo modo el extranjero.

—Así sucede, en efecto.

—Sucede eso y otras menudencias como las siguientes: en semejante Estado el maestro teme y adula a los alumnos y los alumnos hacen caso omiso de los maestros, así como de su preceptores; y en general los jóvenes hacen lo mismo que los adultos y rivalizan con ellos en palabras y acciones; y los mayores, para complacerlos, rebosan de jocosidad y afán de hacer bromas, imitando a los jóvenes, para no parecer antipáticos y mandones.

Comienza el libro VIII cuando Glaucón repasa las conclusiones sobre el Estado ideal a las que había llegado Sócrates en capítulos anteriores. 

Quedó establecido que el Estado mejor era la aristocracia de reyes filósofos con las siguientes características:

  • comunidad de mujeres e hijos,
  • educación íntegra común,
  • reyes que se hayan acreditado como los mejores en la filosofía y en la guerra,
  • guardianes que no tengan nada privado sino todo en común y
  • reciban del pueblo sólo su alimento a modo de salario.

A un Estado excelente como este le corresponde además un modelo de hombre también excelente. Todas las demás formas de gobierno son deficientes. 

Glaucón pregunta a Sócrates cuáles son esas constituciones imperfectas y qué modelos de hombre les corresponden.

Esos regímenes imperfectos son la timocracia,  la oligarquía, la Democracia Directa y la tiranía.

Ahora bien, ¿cómo degenera el sistema político perfecto, la aristocracia de reyes-filósofos, en timocracia y demás sistemas políticos corruptos? . 

Sócrates utiliza el mito de las Musas.

Existe un número perfecto que señala la fecha en que los movimientos circulares de los astros son más propicios para la reproducción de la especie humana.

Al principio los gobernantes respetarán este número pero lo irán olvidando con el tiempo y “casarán a las doncellas con mancebos en momentos no propicios, y nacerán niños no favorecidos por la naturaleza ni por la fortuna.”  

Estos gobernantes menos capacitados empezarán por descuidar a las Musas en la educación y luego a la gimnasia. 

La educación deficiente impedirá a los guardianes reconocer las diferencias entre las razas y comenzará la mezcla que es el origen del caos social.

El primer régimen derivado de la ciudad perfecta es la timocracia. Carece de gobernantes sabios que son sustituidos por otros más “fogosos” y más “simples”. 

Estos no pueden más que llevar al país a una guerra permanente además de inclinarse hacia las riquezas y los placeres en lugar de la filosofía y la música. 

Su deseo más arraigado será el de “imponerse y ser venerado”.

El tipo de hombre que corresponde a este sistema político será “feroz con los esclavos, por no sentirse superior a ellos”, gentil con los libres y sumiso con los gobernantes, amará el poder y el honor ganado en la guerra, gustará de la gimnasia y la caza, se volverá codicioso con la edad y carecerá de razón pues es ajeno a la “música”.

El hombre timocrático se forma del siguiente modo: en un estado mal organizado y caótico, su padre, un hombre sabio, prefiere huir de cargos y honores lo que conduce a su madre a criticar la apatía del marido, un tonto incapaz de ganarse el reconocimiento de los demás. 

En su alma se entablará una lucha entre la voz de su padre, racional, y la de su madre, apetitiva y fogosa. 

Llegará a un compromiso y ofrecerá el gobierno de sí mismo al principio intermedio, la fogosidad.

Tras la timocracia llega la oligarquía, un régimen en el que “mandan los ricos”. La corrupción de la timocracia se debe al amor al dinero de sus gobernantes. 

Con el tiempo descubrirán nuevas formas de gastarlo y corromperán las leyes para poder hacerlo.

Un Estado en el que se venere al dinero despreciará la excelencia y los hombres buenos

Es evidente el fallo de este sistema: imaginemos una nave en la que se impidiera timonear al mejor piloto porque fuese pobre. 

Además, es un Estado doble: pobres y ricos conspirando siempre unos contra otros. 

Los gobernantes serán incapaces de servirse de la multitud armada para la guerra pues desconfían más de ella que de los enemigos.

Abundarán en ese Estado hombres que no poseen nada por haberlo derrochado todo. Estos zánganos podrán o bien tener aguijón o bien no tenerlo. 

Los que no lo tienen se convierten en mendigos y los que lo tienen en ladrones, salteadores y profanadores. 

La génesis del hombre oligárquico tendría lugar del siguiente modo: ocurrirá cuando el hombre timocrático, amante del honor y el valor, se vea enfrentado a los tribunales y resulte  injustamente condenado perdiendo toda su fortuna. 

Entonces su hijo se dará cuenta de que para mantener la posición social el honor es menos efectivo que el dinero.

Este hombre entronizará su parte apetitiva a la que se someterán la parte racional y fogosa del alma. 

Es un hombre ahorrador y laborioso cuyas pasiones más bajas no saldrán a la luz por miedo a perder su fortuna. 

Descuidará la educación y los servicios públicos como la tutela de huérfanos.

A la oligarquía le sucede la democracia Directa , un régimen censurado por Platón. 

La oligarquía nos ha dejado una sociedad donde habitan unos pocos ricos entregados a la acumulación de bienes y una gran masa de pobres sin educación alguna y sin recursos. 

Llegará un momento en que los pobres detecten la falta de valía de los ricos y tomen su lugar en el gobierno otorgando las magistraturas por sorteo.

Esta costumbre ateniense es una de las pesadillas de Platón: ¿cómo es posible adjudicar el gobierno de la sociedad como si fuese la lotería? ¿no es evidente que habrá que seleccionar para ello a los mejores? 

Cada cual es, en principio, libre de decir y hacer lo que le dé la gana y de organizar su modo de vida tal como guste. 

Es en este sistema, más que en cualquier otro, en el que se manifiesta la diversidad de los individuos.

Platón sugiere que puede ser el más bello de todos los regímenes y lo compara con un manto multicolor de flores bordadas

Así  el juicio político dependiese de mentes débiles, como las de las mujeres y los niños, probablemente creerían que la democracia es efectivamente el más bello. 

También es el más apto para que los individuos vivan felizmente pues nadie está obligado a tomar cargos públicos o ir a la guerra sino que cada cual hace lo que le parece. 

Hasta los delincuentes y los traidores están a gusto pues es habitual que no cumplan sus condenas.

¿Cómo se genera el hombre democrático a partir del oligárquico? 

Antes de comenzar la narración Platón hace una distinción entre deseos necesarios e innecesarios. 

Los necesarios son aquellos que “no podemos reprimir y que, al ser satisfechos, nos benefician”. 

Por ejemplo, el comer y el condimento son necesarios en tanto en cuanto supongan beneficio para el cuerpo. 

Los innecesarios son típicos del alma carente de educación y perjudiciales para el cuerpo. 

Por ejemplo, el deseo de comidas que resultan nocivas. Lo mismo ocurre con los apetitos sexuales. 

El hombre oligárquico está dominado por los apetitos necesarios pues ve en los innecesarios un peligro para su economía.

Sin embargo, en sus hijos se librará una batalla entre los necesarios e innecesarios en la que, en ocasiones saldrán triunfantes los más perjudiciales. 

Se dejarán arrastrar por los discursos que igualan el pudor a la idiotez o el control de sí mismo a la falta de virilidad o la grandeza de espíritu a la prodigalidad. 

El hombre democrático pone todos los placeres en pie de igualdad y vive satisfaciendo cada día el apetito que le sobreviene, “algunas veces embriagándose y abandonándose al encanto de la flauta, otras bebiendo agua y adelgazando, a veces inclinándose hacia los guerreros y otras hacia los negociantes”.

A la democracia le sigue el peor de los sistemas políticos, la tiranía

La transformación de la democracia en tiranía es posible porque, tanto en el caso del individuo como del Estado, la más salvaje esclavitud surge a partir de la más extrema libertad. 

Existen tres clases sociales dentro del Estado democrático: los zánganos, los ricos, “pasto de los zánganos”, y el pueblo, que vive dolorosamente de su trabajo.

El pueblo, cuando se congrega, es la clase más poderosa en una Democracia Directa pero rara vez lo hace a no ser que le proporcione algo de riqueza

Si sus líderes se enfrentan a los ricos, para distribuir la riqueza entre la multitud, suele participar. 

Es habitual que los ricos se defiendan e intenten restaurar una oligarquía. El pueblo reacciona y elige de entre sus filas al más sanguinario como líder.

Este líder, “alguien que gusta de entrañas humanas descuartizadas entre otras de otras víctimas, necesariamente se ha de convertir en lobo“, será el tirano.  

Para contentar al pueblo mata y destierra, sugiere abolición de deudas y partición de tierras. 

Los ricos se defienden: intentarán ejecutarlo, desterrarlo o asesinarlo a escondidas. 

Entonces el tirano solicitará al pueblo una custodia personal.

Los ricos, al verse en minoría y “enemigos del pueblo”, huirán cobardemente y dejarán al pueblo a merced del tirano. 

Éste, en principio, sonríe y promete, libera de deudas y reparte tierras, adopta modales amables… pero al poco tiempo comenzará una guerra, subirá los impuestos y obligará al pueblo a trabajar día y noche para que no conspiren contra él.

Quienes no confíen en su mando serán eliminados y aquellos de sus amigos que le censuren también. 

“Purificará el Estado” eliminando a los más sabios, los más valientes y los más ricos. 

Vivirá siempre rodeado de mediocres que le hagan sentir seguro. Normalmente los traerá del extranjero. 

Cuando el pueblo quiera retirar su apoyo al tirano será demasiado tarde. 

Este es parricida por naturaleza y no respetará al pueblo, que es su padre, y de hombres libres pasarán a ser esclavos.

 


jueves, 4 de noviembre de 2021

No todos los políticos son corruptos. El sueño de Escipión . La República y las leyes de Cicerón.


Lic. Francisco Javier Aragón Salcido.

Con admiración y respeto para  ;  Lic. Cesar Tapia Quijada ( QEPD) Dr. Samuel Ocaña García , Prof. Amadeo Hernández ( QEPD) , Lic. Francisco Acuña Griego, Lic. Gerardo Cornejo Murrieta ( QEPD) , Lic. Jesús Enríquez Burgos, Prof. Ernesto López Riesgo ( QEPD), Lic. Fausto Acosta Romo ( QEPD), Don Jesús Larios Ibarra ( QEPD), Dr. Federico Sotelo Ortiz ( QEPD), Prof. Horacio Soria Larrea ( QEPD), Lic. Genaro Encinas Ezre, Lic. Arsenio Duarte Murrieta, Lic. Carlos Cabrera Muñoz ( QEPD) , Ing. Javier Hernández Armenta , Lic. Guatimoc Iberry González, Lic. Raúl Saiz Cota ( QEPD).

Según un circunstanciado artículo de Wikipedia la Enciclopedia abierta, colectiva y Libre de Internet que gloso y parafraseo, el romano Marco Tulio Cicerón, era originario de Arpinum, región del Lacio, en Italia, fue un jurista, iusnaturalista laico , político, y filósofo estoico, quien imitación del filósofo idealista griego Platón ,escribió también un tratado sobre la Republica y Las Leyes, pero según reconoce Cicerón , fue de índole practico.

 

En tal virtud mientras el sabio griego Platón concluye su tratado en su capítulo diez , narrando el regreso a la vida de un soldado , Er El Armenio , originario de Pánfila, en el Asia Menor, hoy Turquía, quien habría muerto en combate , y que volvió a la vida, para el solo efecto de poder narrar a  los vivos, y la posteridad, todo lo que vio en el más allá, como lo es el juicio de las almas , buenas y malas, y las revoluciones del cosmos, y el año astral de mil años, tiempo que trascurre para  cada una de las eras de las constelaciones del zodiaco.

 

En la especie , Er El Armenio, también alude a los castigos a los que se enfrentan los perversos , y sobre  las recompensas que se otorgan a los justos, así mismo testimoniamos las vividas descripciones de las almas en su recurrente periplo ya sea por ; el parnaso , el purgatorio o el hades , nuestro admirado jurista Marco Tulio Cicerón concluye su libro, con algo más verosímil, y asequible , puesto que todos sabemos soñar, que,  la resurrección de un soldado, pues mejor y Marco Tulio Cicerón lo hace, relatando el célebre sueño de su antepasado , el general Escipión Emiliano apodado el africano .

 

En este relato onírico se trata el asunto de las recompensas que después de la muerte le esperan, a todos aquellos hombres que han sido piadosos, justos, magnánimos al ejercer el gobierno de la república.  ¿A dónde van las almas buenas, nobles y generosas? .

 

Siempre me ha inquietado  el no haber podido tener la  aspiración para buscar la gloria del político y el estadista, mejor y me he conformado con tratar de indagar la verdad de las cosas, buscando solo ser un Filósofo, que se ha limitado a imitar al sabio hedonista Epicuro de Samos.

 

Qué curioso, pero todo ello ocurrió y se refiere al distante cosmos, y ello sin viajar en una moderna nave espacial, ¿se trata de una extraña coincidencia y descripción, que solo en el siglo XX observaríamos los simples mortales ? .

 

O , realmente los sabios de la antigüedad, con sus almas o psique realizaban viajes astrales al Topus Uranus, y ello solo mediante la imaginación, mente o razón , solo Dios sabe .

 

El protagonista del sueño es Publio Cornelio Escipión Emiliano (muerto en 129 a. C.), un modelo de hombre de estado y gobierno para el arpinate Marco Tulio Cicerón, nos cuenta el autor que Escipión el Joven descansaba en la región de Masinisa, ciudad de Cartago, hoy Túnez.

 

En el sueño, se le aparecen dos diosas: la Fortuna y la Constancia, lo anterior a fin de que elija a una de ellas como la guía y protectora de sus actos, y existencia  . Escipión entonces les pide tiempo para decidir, pues no tiene en ese momento –serenos- el corazón ni la mente, para la disposición de poder elegir su camino.

 

Ambas diosas contestan a todas sus preguntas. Escipión quiere saber dónde está, y le indican que en el Templo del Cielo, y que las magníficas luces que ve son las estrellas, y que la música que oye es la armonía de las esferas, todo ello está en concordancia con la teoría de la reminiscencia, y la metempsicosis, se trata de la trasmigración o reencarnación de las almas, del filósofo de Crotona, Sicilia, Italia, el matemático y geómetra Pitágoras.

 

Escipión les pregunta quién crea esta armonía. La diosa Constancia le responde que hay un poder detrás de ellas, que mueve las esferas como las cuerdas de una cítara. Se trata de Dios o el gran demiurgo creador del Universo.

 

Escipión les pregunta por qué los mortales no oyen ese sonido en la Tierra, y la diosa Constancia le explica que se debe a la insuficiencia de sus sentidos, que están muy ocupados en cosas sensibles y triviales y no del espíritu infinito.

 

Escipión quiere saber, entonces, quién vive en ese mundo eterno y dichoso . La diosa Fortuna le señala un cortejo que se aproxima: lo integran los dioses del Olimpo, los héroes, sus antecesores, y los más grandes hijos de la republica de Roma.

 

En el mismo sueño aparecen los antepasados de Escipión: Escipión el Africano, abuelo de adopción, y Emilio Pablo, su padre natural. Publio Escipión le asegura que la luz de la inmortalidad resucita el cuerpo. El que ha considerado y dedicado su vida a los otros, como son los hombres de estado y gobierno, vivirá para siempre; el que vive sólo para sí mismo -egoísta- no merece la inmortalidad.

 

Escipión busca a su padre, y se alegra al verlo. Luego Emilio Pablo le dice que la dicha en el cielo es completa, al no estar acompañada de sufrimiento, envidias, amarguras , odios ni rencores .

 

Luego le muestra la Tierra, que desde el cielo luce tan pequeña y, frágil, pues se la ve cubierta de nubes, polvo y humo, está poblada de gente indiferente al dolor ajeno. Horrorizado, Escipión le pide a su Padre que le deje quedarse en esa dulce morada eterna. Sin embargo, Publio le dice que él tiene que llevar a cabo una gran misión en la Tierra: destruir al enemigo (Cartago), pero ello será solo después de que elija entre la diosa Fortuna y la diosa Constancia, como su guía y custodia.

 

Escipión le pregunta a la diosa Fortuna qué ayuda le ofrece para llevar a cabo su misión. Ella le dice que su poder de destruir y crear, el poder corromper la inocencia y, autorizar el mal. La diosa Constancia, en cambio, dice que sólo ella puede conceder el poder de la lealtad.

 

Según la diosa Constancia, la JUSTICIA es la costumbre constante y perpetua de hacer el Bien y EVITAR el MAL. La Virtud sólo algunas veces es derrotada por la violencia, mientras que los malos actos son transitorios, a diferencia de los buenos. La diosa Fortuna no puede privar a los héroes y hombres ilustres de la esperanza en una vida mejor y la fe en Dios eterno .

 

Escipión muestra su sabiduría y prudencia escogiendo a la diosa Constancia, desafiando sin temor a la diosa Fortuna, porque es el reino eterno lo que prefiere su corazón. La diosa Fortuna se enfurece y desencadena su ira en forma de una gran tormenta.

 

Sin embargo Escipión mantiene su designio y entonces se despierta de nuevo, justo en el reino de Masinisa, en el norte de África, en Túnez, sintiendo que a su lado está la diosa de la Constancia para asistirle y protegerle.

 

Al reflexionar en la vigilia sobre lo soñado, Escipión se confirma en sus propósitos de fidelidad a su diosa elegida, La Constancia, reconociendo en el sueño un indeleble mensaje de los dioses inmortales del Olimpo.