jueves, 4 de noviembre de 2021

No todos los políticos son corruptos. El sueño de Escipión . La República y las leyes de Cicerón.


Lic. Francisco Javier Aragón Salcido.

Con admiración y respeto para  ;  Lic. Cesar Tapia Quijada ( QEPD) Dr. Samuel Ocaña García , Prof. Amadeo Hernández ( QEPD) , Lic. Francisco Acuña Griego, Lic. Gerardo Cornejo Murrieta ( QEPD) , Lic. Jesús Enríquez Burgos, Prof. Ernesto López Riesgo ( QEPD), Lic. Fausto Acosta Romo ( QEPD), Don Jesús Larios Ibarra ( QEPD), Dr. Federico Sotelo Ortiz ( QEPD), Prof. Horacio Soria Larrea ( QEPD), Lic. Genaro Encinas Ezre, Lic. Arsenio Duarte Murrieta, Lic. Carlos Cabrera Muñoz ( QEPD) , Ing. Javier Hernández Armenta , Lic. Guatimoc Iberry González, Lic. Raúl Saiz Cota ( QEPD).

Según un circunstanciado artículo de Wikipedia la Enciclopedia abierta, colectiva y Libre de Internet que gloso y parafraseo, el romano Marco Tulio Cicerón, era originario de Arpinum, región del Lacio, en Italia, fue un jurista, iusnaturalista laico , político, y filósofo estoico, quien imitación del filósofo idealista griego Platón ,escribió también un tratado sobre la Republica y Las Leyes, pero según reconoce Cicerón , fue de índole practico.

 

En tal virtud mientras el sabio griego Platón concluye su tratado en su capítulo diez , narrando el regreso a la vida de un soldado , Er El Armenio , originario de Pánfila, en el Asia Menor, hoy Turquía, quien habría muerto en combate , y que volvió a la vida, para el solo efecto de poder narrar a  los vivos, y la posteridad, todo lo que vio en el más allá, como lo es el juicio de las almas , buenas y malas, y las revoluciones del cosmos, y el año astral de mil años, tiempo que trascurre para  cada una de las eras de las constelaciones del zodiaco.

 

En la especie , Er El Armenio, también alude a los castigos a los que se enfrentan los perversos , y sobre  las recompensas que se otorgan a los justos, así mismo testimoniamos las vividas descripciones de las almas en su recurrente periplo ya sea por ; el parnaso , el purgatorio o el hades , nuestro admirado jurista Marco Tulio Cicerón concluye su libro, con algo más verosímil, y asequible , puesto que todos sabemos soñar, que,  la resurrección de un soldado, pues mejor y Marco Tulio Cicerón lo hace, relatando el célebre sueño de su antepasado , el general Escipión Emiliano apodado el africano .

 

En este relato onírico se trata el asunto de las recompensas que después de la muerte le esperan, a todos aquellos hombres que han sido piadosos, justos, magnánimos al ejercer el gobierno de la república.  ¿A dónde van las almas buenas, nobles y generosas? .

 

Siempre me ha inquietado  el no haber podido tener la  aspiración para buscar la gloria del político y el estadista, mejor y me he conformado con tratar de indagar la verdad de las cosas, buscando solo ser un Filósofo, que se ha limitado a imitar al sabio hedonista Epicuro de Samos.

 

Qué curioso, pero todo ello ocurrió y se refiere al distante cosmos, y ello sin viajar en una moderna nave espacial, ¿se trata de una extraña coincidencia y descripción, que solo en el siglo XX observaríamos los simples mortales ? .

 

O , realmente los sabios de la antigüedad, con sus almas o psique realizaban viajes astrales al Topus Uranus, y ello solo mediante la imaginación, mente o razón , solo Dios sabe .

 

El protagonista del sueño es Publio Cornelio Escipión Emiliano (muerto en 129 a. C.), un modelo de hombre de estado y gobierno para el arpinate Marco Tulio Cicerón, nos cuenta el autor que Escipión el Joven descansaba en la región de Masinisa, ciudad de Cartago, hoy Túnez.

 

En el sueño, se le aparecen dos diosas: la Fortuna y la Constancia, lo anterior a fin de que elija a una de ellas como la guía y protectora de sus actos, y existencia  . Escipión entonces les pide tiempo para decidir, pues no tiene en ese momento –serenos- el corazón ni la mente, para la disposición de poder elegir su camino.

 

Ambas diosas contestan a todas sus preguntas. Escipión quiere saber dónde está, y le indican que en el Templo del Cielo, y que las magníficas luces que ve son las estrellas, y que la música que oye es la armonía de las esferas, todo ello está en concordancia con la teoría de la reminiscencia, y la metempsicosis, se trata de la trasmigración o reencarnación de las almas, del filósofo de Crotona, Sicilia, Italia, el matemático y geómetra Pitágoras.

 

Escipión les pregunta quién crea esta armonía. La diosa Constancia le responde que hay un poder detrás de ellas, que mueve las esferas como las cuerdas de una cítara. Se trata de Dios o el gran demiurgo creador del Universo.

 

Escipión les pregunta por qué los mortales no oyen ese sonido en la Tierra, y la diosa Constancia le explica que se debe a la insuficiencia de sus sentidos, que están muy ocupados en cosas sensibles y triviales y no del espíritu infinito.

 

Escipión quiere saber, entonces, quién vive en ese mundo eterno y dichoso . La diosa Fortuna le señala un cortejo que se aproxima: lo integran los dioses del Olimpo, los héroes, sus antecesores, y los más grandes hijos de la republica de Roma.

 

En el mismo sueño aparecen los antepasados de Escipión: Escipión el Africano, abuelo de adopción, y Emilio Pablo, su padre natural. Publio Escipión le asegura que la luz de la inmortalidad resucita el cuerpo. El que ha considerado y dedicado su vida a los otros, como son los hombres de estado y gobierno, vivirá para siempre; el que vive sólo para sí mismo -egoísta- no merece la inmortalidad.

 

Escipión busca a su padre, y se alegra al verlo. Luego Emilio Pablo le dice que la dicha en el cielo es completa, al no estar acompañada de sufrimiento, envidias, amarguras , odios ni rencores .

 

Luego le muestra la Tierra, que desde el cielo luce tan pequeña y, frágil, pues se la ve cubierta de nubes, polvo y humo, está poblada de gente indiferente al dolor ajeno. Horrorizado, Escipión le pide a su Padre que le deje quedarse en esa dulce morada eterna. Sin embargo, Publio le dice que él tiene que llevar a cabo una gran misión en la Tierra: destruir al enemigo (Cartago), pero ello será solo después de que elija entre la diosa Fortuna y la diosa Constancia, como su guía y custodia.

 

Escipión le pregunta a la diosa Fortuna qué ayuda le ofrece para llevar a cabo su misión. Ella le dice que su poder de destruir y crear, el poder corromper la inocencia y, autorizar el mal. La diosa Constancia, en cambio, dice que sólo ella puede conceder el poder de la lealtad.

 

Según la diosa Constancia, la JUSTICIA es la costumbre constante y perpetua de hacer el Bien y EVITAR el MAL. La Virtud sólo algunas veces es derrotada por la violencia, mientras que los malos actos son transitorios, a diferencia de los buenos. La diosa Fortuna no puede privar a los héroes y hombres ilustres de la esperanza en una vida mejor y la fe en Dios eterno .

 

Escipión muestra su sabiduría y prudencia escogiendo a la diosa Constancia, desafiando sin temor a la diosa Fortuna, porque es el reino eterno lo que prefiere su corazón. La diosa Fortuna se enfurece y desencadena su ira en forma de una gran tormenta.

 

Sin embargo Escipión mantiene su designio y entonces se despierta de nuevo, justo en el reino de Masinisa, en el norte de África, en Túnez, sintiendo que a su lado está la diosa de la Constancia para asistirle y protegerle.

 

Al reflexionar en la vigilia sobre lo soñado, Escipión se confirma en sus propósitos de fidelidad a su diosa elegida, La Constancia, reconociendo en el sueño un indeleble mensaje de los dioses inmortales del Olimpo.

 

 

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