Don Quijote Cabalga de Nuevo.-
Dice Marco Tulio Cicerón.-
"El primer principio común a todo el género humano es la razón y el uso de la palabra o lenguaje. Estas dos facultades nos sirven para aprender, para enseñar, para dar a conocer nuestros pensamientos, para discurrir y para juzgar; ellas unen a los hombres entre sí en una sociedad, por decirlo así, natural." (Libro I, Cap.XVI).
"Conozca, pues, cada cual su propia manera de ser, y sopese con severa imparcialidad sus buenas y sus malas cualidades, a fin de que no se diga que los actores cómicos tienen más discernimiento que nosotros, pues ellos no se encargan de los papeles de mayor lucimiento, sino de aquellos que saben que se adopta mejor a sus aptitudes." (Libro I, Cap. XXXI
El hombre de Estado y/o la mujer de Gobierno , deben
tener cierta cultura general , pues van a realizarse sirviendo a los demás , se trata de lograr la felicidad de los ciudadanos que dirigen ,
es que solo ayudando a otros a comprender y a saber, compartiendo lo que son , hacen y saben, los lideres políticos alcanzan la perfección del Estadista .
¿A qué vienen el hombre o la mujer a este mundo?, se preguntaba el arpinate
y filosofo ecléctico, el también jurista y político Marco Tulio Cicerón 106-43 a.C.; a
cumplir con sus oficios o deberes naturales y racionales ; el primero es con Dios nuestro creador, luego viene
el de Patria, a este le sigue el de la Familia, después están los Amigos y próximos , y cierra el
ciclo de los deberes humanos primigenios, el abstenerse del crimen y el delito.
El gran deber de las clases medias ilustradas, es dar lo mejor de sí mismas en bien de la República.
Pues de no ser así, los peores ciudadanos
accederán al poder público. Siempre será necesario dignificar la política.
La base de la Ciudad o el Estado es la convivencia y la comunicación,
pues no tiene ningún sentido guardar los conocimientos para nosotros, eso es
igual que guardar un montón de semillas en el bolsillo. ¡Ahí nunca germinarán! .
Según un artículo de Wikipedia, la
Enciclopedia Libre, que aquí gloso y parafraseo, el gran jurista, político y filosofo
romano, Marco Tulio Cicerón, merced a sus dotes intelectuales y a una esmerada educación, llegó a ser Cónsul,
pues presidio el Senado en la Republicana Roma, algo similar a la Presidencia
de la República en la actualidad. .
Fue una figura de señalado prestigio
intelectual, pues estaba dotado de una voz intensa y de timbre agradable, con lo cual seducía al
auditorio con sus discursos, nos
referimos a sus apasionadas catilinarias y las memorables filípicas.
Su ingenio singular, su talento y elocuencia, unido a un patriotismo sin igual, le convierten en un personaje destacado de la Roma clásica, pues no en vano, fue contemporáneo de Julio Cesar y Marco Antonio.
Su ingenio singular, su talento y elocuencia, unido a un patriotismo sin igual, le convierten en un personaje destacado de la Roma clásica, pues no en vano, fue contemporáneo de Julio Cesar y Marco Antonio.
Se destacaba
por llevar una vida ordenada y sobria. Era afable en el trato cotidiano, y fiel a sus amigos,
parientes y seguidores. Como buen
intelectual estaba convencido de que se podía dirigir a los hombres por medio
de la razón y la palabra.
No obstante sus detractores , decían que sus defectos eran: una vanidad y anhelos de gloria imperecedera , cosa de la que se acusa con frecuencia a los filósofos, pues superan lo comúnmente aceptado por la doxa u opinión pública.
No obstante sus detractores , decían que sus defectos eran: una vanidad y anhelos de gloria imperecedera , cosa de la que se acusa con frecuencia a los filósofos, pues superan lo comúnmente aceptado por la doxa u opinión pública.
Dice Marco Tulio Cicerón.-
"El deber del juez en todo juicio es no atenerse más que a la
verdad" (Libro II, Cap. XIV)."Por la mirada, por la serenidad del semblante, por las arrugas de la frente, por la tristeza o la alegría, por la risa, por la palabra o el silencio, por el tono de voz, más o menos elevado." (Libro I, Cap. XLI).
Luego nos previene Marco Tulio Cicerón:
"No sigo la opinión del vulgo,
que cree que no hay mayor bien que reinar. Muy lejos de eso; pesando los
motivos en la balanza de la verdad, no veo, por el contrario, nada más funesto
que el poder mal adquirido" (Libro III, Cap. XXI).
"Esta superioridad del alma inspira una gran admiración, y especialmente la justicia, esa virtud por excelencia, que da su nombre a los hombres de bien, es admirable, muy particularmente a los ojos de la multitud; y no sin razón, pues no puede ser justo el que teme la muerte, el dolor, el destino, la pobreza o el que antepone a la equidad lo contrario." (Libro II, Cap. XI).
La primera gran virtud es la
Sabiduría, la que define Marco Tulio Cicerón como:
"... la ciencia de las cosas
divinas y humanas, y abarca las relaciones de los hombres entre sí y para con
la divinidad." (Libro I, Cap. XLIII).
Sobre la generosidad, dice, que es una virtud a desarrollar. Marco Tulio Cicerón nos anima a "dar a manos llenas", si podemos, a aquellos que no son tan afortunados como nosotros: Y añade que: " La ventaja, pues, de ser rico es poder hacer mucho bien si arruinarse."
Sobre la generosidad, dice, que es una virtud a desarrollar. Marco Tulio Cicerón nos anima a "dar a manos llenas", si podemos, a aquellos que no son tan afortunados como nosotros: Y añade que: " La ventaja, pues, de ser rico es poder hacer mucho bien si arruinarse."
(Libro II, Cap. XVII). Su deber no es solo atesorar.
El hombre debe evitar codiciar los bienes ajenos. Sobre esto, nos previene Marco Tulio Cicerón:
"La nobleza de sentimientos, la
afabilidad, la justicia y la liberalidad están mucho más concordes con la
naturaleza que los deleites, las riquezas y la vida misma, satisfacciones que
debemos menospreciar y tener en muy poco, en comparación con el interés
público, si tenemos un alma grande y elevada." (Libro III, Cap. V).
Despojar a otro de sus bienes repugna más a la
naturaleza que la muerte misma. Dice Marco Tulio Cicerón:
“cuando el hombre escucha los
dictados de la naturaleza, no puede perjudicar a nadie." (Libro III, Cap.
V).
Sin embargo, hay hombres que no entienden que vivir acorde con la naturaleza es su deber. Sobre esto, Marco Tulio Cicerón se pregunta:
" ¿De qué sirve discutir con un ser
que no comprende que el violar la ley natural y ofender a los demás despoja al
hombre de todo lo que tiene de humano?” (Libro III, Cap. V).
Resumiendo, con respecto a las virtudes, Marco Tulio Cicerón explica cómo debe ser la conducta del hombre honrado: " el hombre virtuoso es aquel que hace todo el bien que puede y no perjudica a nadie..." (Libro III. cap. XV).
Sobre la cantidad de amigos que debemos tener, dice Marco Tulio Cicerón:
Resumiendo, con respecto a las virtudes, Marco Tulio Cicerón explica cómo debe ser la conducta del hombre honrado: " el hombre virtuoso es aquel que hace todo el bien que puede y no perjudica a nadie..." (Libro III. cap. XV).
Sobre la cantidad de amigos que debemos tener, dice Marco Tulio Cicerón:
“Lo único cierto y lo primordial es
que debemos tener amigos leales, que sientan estimación verdadera por nosotros
y que se regocijen con nuestros éxitos." (Libro II, Cap. VIII).
O dicho de otro modo, pocos amigos pero fieles.
Dice Marco Tulio Cicerón.
“Para conservar el crédito y la
autoridad no hay nada mejor que hacerse amar y nada produce un efecto más
contrario que hacerse temer." (Libro II, Cap. VII)
Los hombres desean la perdición de aquel que odian.
No intentes ser temido, sino respetado por tus valores y por tu moral ejemplar.
Añade Marco Tulio Cicerón que:
”No hay ningún poder, por
grande que sea, que pueda ser duradero si está asentado en el miedo." (Libro
II, cap. VII).
Por eso, sobre los castigos y las penas, debidos a los crímenes y delitos, prescribe Marco Tulio Cicerón:
Por eso, sobre los castigos y las penas, debidos a los crímenes y delitos, prescribe Marco Tulio Cicerón:
" Pues así como se amputan
aquellos miembros del cuerpo humano por los que la sangre y, como si dijéramos,
su energía vital ha cesado de circular, porque dañan a las demás, del mismo
modo se debe extirpar del organismo social esos monstruos que con forma humana
ocultan la ferocidad y crueldad de una bestia salvaje." (Libro III, Cap.
VI).