Listado de las Musas del Olimpo Greco-Latino , según parafrasis de un artículo tomado de la Enciclopedia Libre Wikipedia. .
El poeta Homero menciona unas veces a una Musa (singular) y otras a unas Musas (plural), en sus obras la Iliada y la Odisea, pero sólo una vez dice que eran nueve. Sin embargo, no las menciona por ninguno de sus nombres.
Hesíodo, en la Teogonia y Los Trabajos y Los Dias , es el primero que da los nombres de las nueve, que a partir de entonces pasaron a ser reconocidos.
El padre de la Historia Herodoto , incluye los nombres de las Nueve Musas como epigrafes de sus Nueve Libros o Capitulos de su Hisotria.
Al final terminaría consolidándose en toda Grecia y Roma el número de nueve Musas.
Plutarco de Queronea en sus Vidas paralelas, afirma que en algunos lugares las nueve eran llamadas por el nombre común de Mneiae, ‘recuerdos’.
Las nueve musas canónicas son : Clío, Talía, Erato, Euterpe, Polimnia, Calíope, Terpsícore, Urania y Melpómene.
Calíope (Καλλιόπη, ‘la de la bella voz’); musa de la elocuencia y poesía épica (canción narrativa).
Clío (Κλειώ, ‘la que ofrece gloria’); musa de la Historia (epopeya).
Erato (Ἐρατώ, ‘la amorosa’); musa de la poesía lírica-amorosa (canción amatoria).
Euterpe (Ευτέρπη, ‘la muy placentera’); musa de la música, especialmente del arte de tocar la flauta.
Melpómene (Μελπομένη, ‘la melodiosa’); musa de la tragedia.
Polimnia (Πολυμνία, ‘la muchos himnos’); musa de los cantos sagrados y la poesía sacra (himnos).
Talía (Θάλεια o Θαλία, ‘la festiva’); musa de la comedia y de la poesía bucólica.
Terpsícore (Τερψιχόρη, ‘la que deleita en la danza’); musa de la danza y poesía coral.
Urania (Ουρανία, ‘la celestial’). musa de la astronomía, poesía didáctica y las ciencias exactas.
Durante la Edad Media, la representación de las musas se redujo a siete, asociándolas con las llamadas artes liberales.
jueves, 11 de octubre de 2012
miércoles, 10 de octubre de 2012
Las Siete Artes Liberales.
Las siete artes liberales – Imagen del Hortus deliciarum de Herrad von Landsberg (siglo XII). Según la Enciclopedia Libre Wikipedia.
El concepto de arte liberal, heredado de la antigüedad clásica, hace referencia a su cultivo por "hombres libres" en oposición a las "artes serviles".
El término artes liberales designaba los estudios que tenían como propósito ofrecer conocimientos generales y destrezas intelectuales antes que destrezas profesionales u ocupacionales especializadas.
Las siete artes liberales que se enseñaban en la antigüedad comprendían dos grupos de estudios: el trivium y el quadrivium. Eran éstas (acompañadas de su materia principal en latín):
• la gramática, lingua "la lengua";
• la dialéctica, tropus "las figuras";
• la retórica, ratio "la razón";
• la aritmética, numerus "los números";
• la geometría, angulus "los ángulos";
• la astronomía, astra "los astros";
• la música, tonus "los cantos".
Durante la Edad Media, las artes liberales conformaban la parte central del currículo de las universidades. Alcuino, consejero intelectual de Carlomagno, las adoptó como base de la reforma escolar llevada a cabo durante el periodo del Renacimiento carolingio.
El trivium .
El trivium, ( latín "tres vías o caminos") agrupaba las disciplinas literarias (relacionadas con la elocuencia). La máxima latina Gram. loquitur, Dia. vera docet, Rhet. verba colorat resume los contenidos y enseñanzas de cada una de ellas:
• Gramática, la ciencia del uso correcto de la lengua, ayuda a hablar;
• Dialéctica, la ciencia del pensamiento correcto, ayuda a buscar la verdad;
• Retórica, la ciencia de la expresión, enseña a "colorear" las palabras;
El quadrivium.
El quadrivium (latín "cuatro caminos"), agrupaba las disciplinas científicas relacionadas con las matemáticas. La máxima latina rezaba Ar. numerat, Geo ponderat, As. colit astra Mus. canit. Eran éstas:
• aritmética, enseña a hacer números;
• geometría, enseña a calcular;
• astronomía, enseña a cultivar el estudio de los astros;
• música, enseña a producir notas.
En las teorías educativas medievales el quadrivium seguía el trabajo preparatorio del trivium. Aunque el esquema de trivium y quadrivium se conoce a veces como "educación clásica", se corresponde fundamentalmente con un desarrollo medieval que llega a los siglos XII y XIII.
El ámbito y alcance de las artes liberales evolucionó en el tiempo. Inicialmente se refería a la educación de las élites en los clásicos. Boecio, el "último romano, el primer escolástico", en un intento casi desesperado de transmitir a los nuevos dueños de Italia la civilización clásica, permanece en el reino de los ostrogodos para intentar enseñarles los rudimentos del quadrivium.
Del siglo VI en adelante, el sistema medieval de estudios académicos se corresponderá con el esquema doble de los contenidos del trivium y quadrivium pero con la aparición de las Humanidades y de la Ciencia en la época de la Ilustración, el significado de "artes liberales" se extiende hasta abarcar ambas.
Aún se excluyen de las artes liberales ocupaciones específicas como la agricultura, los negocios, la ingeniería, la pedagogía, la medicina o la farmacia.
En la Edad Contemporánea, el concepto, utilizado más extensamente como profesiones liberales comprende el ejercicio profesional que requiere formación universitaria, fundamentalmente el Derecho y la Medicina.
El concepto de arte liberal, heredado de la antigüedad clásica, hace referencia a su cultivo por "hombres libres" en oposición a las "artes serviles".
El término artes liberales designaba los estudios que tenían como propósito ofrecer conocimientos generales y destrezas intelectuales antes que destrezas profesionales u ocupacionales especializadas.
Las siete artes liberales que se enseñaban en la antigüedad comprendían dos grupos de estudios: el trivium y el quadrivium. Eran éstas (acompañadas de su materia principal en latín):
• la gramática, lingua "la lengua";
• la dialéctica, tropus "las figuras";
• la retórica, ratio "la razón";
• la aritmética, numerus "los números";
• la geometría, angulus "los ángulos";
• la astronomía, astra "los astros";
• la música, tonus "los cantos".
Durante la Edad Media, las artes liberales conformaban la parte central del currículo de las universidades. Alcuino, consejero intelectual de Carlomagno, las adoptó como base de la reforma escolar llevada a cabo durante el periodo del Renacimiento carolingio.
El trivium .
El trivium, ( latín "tres vías o caminos") agrupaba las disciplinas literarias (relacionadas con la elocuencia). La máxima latina Gram. loquitur, Dia. vera docet, Rhet. verba colorat resume los contenidos y enseñanzas de cada una de ellas:
• Gramática, la ciencia del uso correcto de la lengua, ayuda a hablar;
• Dialéctica, la ciencia del pensamiento correcto, ayuda a buscar la verdad;
• Retórica, la ciencia de la expresión, enseña a "colorear" las palabras;
El quadrivium.
El quadrivium (latín "cuatro caminos"), agrupaba las disciplinas científicas relacionadas con las matemáticas. La máxima latina rezaba Ar. numerat, Geo ponderat, As. colit astra Mus. canit. Eran éstas:
• aritmética, enseña a hacer números;
• geometría, enseña a calcular;
• astronomía, enseña a cultivar el estudio de los astros;
• música, enseña a producir notas.
En las teorías educativas medievales el quadrivium seguía el trabajo preparatorio del trivium. Aunque el esquema de trivium y quadrivium se conoce a veces como "educación clásica", se corresponde fundamentalmente con un desarrollo medieval que llega a los siglos XII y XIII.
El ámbito y alcance de las artes liberales evolucionó en el tiempo. Inicialmente se refería a la educación de las élites en los clásicos. Boecio, el "último romano, el primer escolástico", en un intento casi desesperado de transmitir a los nuevos dueños de Italia la civilización clásica, permanece en el reino de los ostrogodos para intentar enseñarles los rudimentos del quadrivium.
Del siglo VI en adelante, el sistema medieval de estudios académicos se corresponderá con el esquema doble de los contenidos del trivium y quadrivium pero con la aparición de las Humanidades y de la Ciencia en la época de la Ilustración, el significado de "artes liberales" se extiende hasta abarcar ambas.
Aún se excluyen de las artes liberales ocupaciones específicas como la agricultura, los negocios, la ingeniería, la pedagogía, la medicina o la farmacia.
En la Edad Contemporánea, el concepto, utilizado más extensamente como profesiones liberales comprende el ejercicio profesional que requiere formación universitaria, fundamentalmente el Derecho y la Medicina.
Respetar la Ley es una obligación absoluta ; el es Deber Mismo.
Patricio de Azcárate.
Argumento del Dialogo de Platon El Critón.
Sócrates, que en la Apología sólo pudo mantenerse filósofo a condición de divorciarse de la Constitución religiosa de Atenas, se rehace y convierte en este diálogo, por una especie de compensación, en un ciudadano inflexible en la obediencia a las leyes de la república. Someterse a las leyes es una obligación absoluta; es el deber. Tal es el objeto de este diálogo.
Los amigos de Sócrates, después de haber ganado al alcaide de la cárcel donde esperaba el día de su muerte, le enviaron uno de ellos, Critón, para que le suplicara encarecidamente que salvara su vida por la fuga.
Todas las razones que puede inspirar una ardiente amistad para ahogar los escrúpulos de un alma recta. Critón las hizo valer con la más afectuosa insistencia. Pero la tierna solicitud que resalta en su lenguaje, disfraza, sin atenuarla, la debilidad de los motivos de que se inspira comúnmente, en de circunstancias críticas, la acomodaticia probidad del vulgo. Así lo entendió Sócrates.
A los lamentos de Critón, en razón del deshonor y de desesperación que amargaban a sus amigos, la suerte que estaba reservada a sus hijos condenados a la orfandad, él opuso esta inevitable alternativa: ¿la fuga es justa o injusta? Porque es preciso resolverse en todos los casos, no por razones de amistad, de interés, de opinión; sino por razones de justicia.
Pero la justicia le prohíbe fugarse, porque sería desobedecer las leyes, acto injusto en sí mismo, ejemplo funesto al buen orden público, ingratitud, [90] en fin, para con estas leyes que han presidido como madres y nodrizas a su nacimiento, a su juventud y a su educación.
Existe un compromiso tácito entre el ciudadano y las leyes; éstas, protegiéndole, tienen derecho a su respeto. Nadie ignora este pacto; ninguno puede sustraerse á él; ninguno se libra, violándole, de los remordimientos de su conciencia, cualquiera que sea el rodeo que haya tomado para engañarse a sí mismo.
Tal es la inflexible doctrina, por la que Sócrates, destruyendo piedra por piedra el frágil edificio de la moral de Critón, que es la moral del pueblo, prefiere a su salud el cumplimiento riguroso de su deber. ¿Podría ser de otra manera? ¡Qué contradicción resultaría si el mismo hombre que antes, en la plaza pública, a presencia de sus jueces, se había regocijado de su muerte como del mayor bien que podía sucederle, hubiera renegado, fugándose, de ese valor y de esas sublimes esperanzas del día de su proceso! Sócrates, el más sabio de los hombres, se convertiría en un cobarde y mal ciudadano.
Critón mismo se vio reducido al silencio por la firme razón de su maestro, quien le despide con estas admirables palabras: «Sigamos el camino que Dios nos ha trazado. Dios es el deber mismo, porque es su origen: realizar su deber es inspirarse en Dios.»
{Obras completas en Español , del Filosofo Griego Platón, por Patricio de Azcárate,
tomo primero, Madrid 1871, páginas 89-90.}
Argumento del Dialogo de Platon El Critón.
Sócrates, que en la Apología sólo pudo mantenerse filósofo a condición de divorciarse de la Constitución religiosa de Atenas, se rehace y convierte en este diálogo, por una especie de compensación, en un ciudadano inflexible en la obediencia a las leyes de la república. Someterse a las leyes es una obligación absoluta; es el deber. Tal es el objeto de este diálogo.
Los amigos de Sócrates, después de haber ganado al alcaide de la cárcel donde esperaba el día de su muerte, le enviaron uno de ellos, Critón, para que le suplicara encarecidamente que salvara su vida por la fuga.
Todas las razones que puede inspirar una ardiente amistad para ahogar los escrúpulos de un alma recta. Critón las hizo valer con la más afectuosa insistencia. Pero la tierna solicitud que resalta en su lenguaje, disfraza, sin atenuarla, la debilidad de los motivos de que se inspira comúnmente, en de circunstancias críticas, la acomodaticia probidad del vulgo. Así lo entendió Sócrates.
A los lamentos de Critón, en razón del deshonor y de desesperación que amargaban a sus amigos, la suerte que estaba reservada a sus hijos condenados a la orfandad, él opuso esta inevitable alternativa: ¿la fuga es justa o injusta? Porque es preciso resolverse en todos los casos, no por razones de amistad, de interés, de opinión; sino por razones de justicia.
Pero la justicia le prohíbe fugarse, porque sería desobedecer las leyes, acto injusto en sí mismo, ejemplo funesto al buen orden público, ingratitud, [90] en fin, para con estas leyes que han presidido como madres y nodrizas a su nacimiento, a su juventud y a su educación.
Existe un compromiso tácito entre el ciudadano y las leyes; éstas, protegiéndole, tienen derecho a su respeto. Nadie ignora este pacto; ninguno puede sustraerse á él; ninguno se libra, violándole, de los remordimientos de su conciencia, cualquiera que sea el rodeo que haya tomado para engañarse a sí mismo.
Tal es la inflexible doctrina, por la que Sócrates, destruyendo piedra por piedra el frágil edificio de la moral de Critón, que es la moral del pueblo, prefiere a su salud el cumplimiento riguroso de su deber. ¿Podría ser de otra manera? ¡Qué contradicción resultaría si el mismo hombre que antes, en la plaza pública, a presencia de sus jueces, se había regocijado de su muerte como del mayor bien que podía sucederle, hubiera renegado, fugándose, de ese valor y de esas sublimes esperanzas del día de su proceso! Sócrates, el más sabio de los hombres, se convertiría en un cobarde y mal ciudadano.
Critón mismo se vio reducido al silencio por la firme razón de su maestro, quien le despide con estas admirables palabras: «Sigamos el camino que Dios nos ha trazado. Dios es el deber mismo, porque es su origen: realizar su deber es inspirarse en Dios.»
{Obras completas en Español , del Filosofo Griego Platón, por Patricio de Azcárate,
tomo primero, Madrid 1871, páginas 89-90.}
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