Lic. Francisco Javier Aragón
Salcido.
Mi muy admirada y respetada gobernadora, no olvide que Vos ganó la gubernatura en 2015 con el voto de las mujeres y por el apoyo de los jóvenes. De ahí que en su
gestión 2015-2021 atienda sus justas
demandas. Para una mujer optimista y decidida como Vos, no obstante que se
trata de una ardua tarea, no le resultará
imposible cumplirla, por ello modernidad de Género en Sonora ya.
El feminismo en la actualidad. Ha
sido un largo camino el que se ha
recorrido para llegar a la equidad de Género, el cual suma ya más de tres siglos, mismos
que han estado colmados de reivindicaciones parciales en los derechos
de las mujeres; no obstante lo más deplorable es que aún en nuestros días,
aún siguen haciendo acto de presencia, y en todo el orbe; el paternalismo,
el machismo, y la misoginia, parecería que esta perniciosa odisea nunca se
habrá de terminar.
En nuestros días la agenda feminista parte de
la temática aprobada por la Organización de las Naciones Unidas, en la
IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijín, China, en
1995, dicha agenda ha sido asumida por nuestro país, lo que ha obligado al
gobierno a dar el más amplio impulso y
respaldo a los contenidos relativos a :
1.- La
Transversalidad que significa igualdad plena entre mujeres y nombres en todos los ámbitos de la vida social ; 2.- La paridad o equidad de Género , o sea asignar
por igual las funciones y responsabilidades sociales a mujeres y hombres ; 3.- El Empoderamiento
de la mujer, permitiendo el acceso a empleos , condiciones y salarios iguales a los de los hombres ; 4.- La superación de los Techos de Cristal,
que es el derecho de la mujeres a ocupar la alta dirección de empresas y los cargos en el
gobierno; y , 5.- Proscribir la violencia y discriminación contra la mujer, o se la
Misoginia, en cualquiera de sus manifestaciones y ambitos.
Una digresión histórica sobre: “Las tres grandes olas o etapas del feminismo occidental”. Véase: “Los feminismos a través de la historia”. Ana de Miguel.
Para la filosofa Ana de Miguel, las polémicas y las protestas individuales sobre la condición de desigualdad de la mujer, se remontan a la Edad Media, en México tenemos
el caso de Sor Juana Inés de la Cruz,
sin embargo el feminismo occidental nace propiamente en el XVII y se manifiesta
como todo un movimiento colectivo de lucha de las mujeres por sus
reivindicaciones hasta la segunda mitad
del siglo XIX.
Según Ana de Miguel el feminismo empieza en el
momento en que se articulan, "tanto en la teoría como en la práctica, un
conjunto coherente de reivindicaciones" y las mujeres se organizan para
conseguirlas, conscientes de la existencia de la discriminación sexual. Teniendo
en cuenta este criterio, se puede hablar de tres grandes etapas u olas feministas. Por ello y para describirlas, seguiremos el criterio de Amelia
Valcárcel,
catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED.
Tanto Amelia Valcárcel como Celia Amorós comienzan
su clasificación en la Ilustración, frente a las teóricas anglosajonas que
señalan el inicio de la primera ola feminista en el sufragismo o derecho al
voto de mediados del siglo XIX, en Inglaterra, Francia y los Estados Unidos.
La
primera ola: el feminismo ilustrado. En esta etapa se reivindica la ciudadanía de las
mujeres y su obra más representativa es 'Vindicaciones de los derechos de la mujer' de la
inglesa Mary Wollstonecraft.
Sus principales características son: Va de un
periodo que se extiende desde la Revolución Francesa hasta mediados del siglo
XIX. El debate se centra en la igualdad de la inteligencia y la reivindicación
de la educación para la mujer. Fundamenta sus reivindicaciones en el pensamiento
del Siglo de las Luces, muy a pesar de que muchos autores ilustres como Juan
Jacobo Rousseau desplazasen a la mujer a
un segundo plano dentro del Estado liberal ideal.
Sus autores clave son Poullain de Barre, Olympe de
Gouges y Mary Wollstonecraft, así como las ciudadanas que presentaron en 1789 a la Asamblea francesa su "cuaderno de
reformas", que incluía ya el derecho al voto, la reforma de la institución
del matrimonio y la custodia de los hijos, además del acceso a la instrucción.
Los derechos de la mujer comienzan a estar
presentes en las tribunas políticas, cenáculos intelectuales y parlamentos. Uno de los grandes pensadores,
el revolucionario girondino Marie-Jean Antoine
Nicolás de Caritat, maques de Condorcet, padre el laicismo en la
enseñanza, escribe en 1790 el ensayo: 'Sobre la admisión de las mujeres en el derecho
de la ciudad', que literalmente dice:
"Los hechos han probado que los hombres tenían
o creían tener intereses muy diferentes de los de las mujeres, puesto que en
todas partes han hecho contra ellas leyes opresivas o, al menos, establecido
entre los dos sexos una gran desigualdad."
Es la célebre Carta de un burgués de Newhaven a un ciudadano de
Virginia, de 1787, redactada por Marie-Jean Antoine Nicolás de Caritat, maques de Condorcet.
La
segunda ola: el feminismo liberal sufragista. En este periodo se reivindica principalmente el
derecho al voto de las mujeres y su principal obra es 'El sometimiento de la mujer',
escrito por John Stuart Mill y Harriet Taylor en 1869, que sentó las bases del
sufragismo en Inglaterra y EU. Sus principales características son: Se extiende
desde mediados del siglo XIX hasta la década de los cincuenta del siglo XX, al final de la Segunda Guerra Mundial.
Comienza con la Declaración de Seneca Falls, de 1848. Resulta que más de dos centenas de mujeres y hombres pertenecientes a movimientos sociales y
organizaciones, lideradas por Elisabeth Cady Stanton y Lucrecia Mott, se reúnen en el
Seneca Falls, EU y, tomando como base la declaración de Independencia
norteamericana, reclaman la independencia
de la mujer de las decisiones de padres y maridos así como el derecho al
trabajo, al que daban prioridad por encima del derecho al voto.
Los doce principios formulados
exigen cambios en las costumbres y moral de la época y en la consecución de la
plena ciudadanía de las mujeres.
En Inglaterra aparecen las sufragistas, lideradas
por Emmeline Pankhurst, y el debate sobre el voto universal se hace cada vez más intenso.
Durante la primera mitad del siglo XX, se va incorporando a las legislaciones
democráticas, a veces limitada en edad o estrato social. Es la primera reivindicación
pacifista e introduce el término de solidaridad. Socialmente, el activismo se
extiende a las clases media y baja.
También se vincula a otras causas de derechos
civiles, como la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, 'Ain't I a woman’
de la feminista de color, Sugey Trhu de
1851.Continúan, en paralelo al derecho al voto, las reivindicaciones sobre el
acceso a la educación y, a partir de 1880, algunas universidades y colegios de EU comienzan a admitir mujeres en las aulas
universitarias, aunque todavía es algo excepcional. Antes, la mujer fue
logrando acceso a la educación primaria y secundaria, aunque todavía bajo el
pretexto de ser buena madre y esposa.
La
tercera ola: el feminismo contemporáneo. Reivindica un cambio de valores y que la justicia
legisle aspectos considerados antes como "privados". Sus obras de
referencia son 'El segundo sexo' de Simone de Beauvoir, y 'La mística de la femineidad', de Betty
Friedan.
Sus principales características son: Esta etapa comienza
con las revoluciones de los años 60 hasta la actualidad, aunque algunas
teóricas marcan el punto final en los años 80.
Se lucha contra el uso de la
mujer como estereotipo sexual en los medios de comunicación, el arte y la
publicidad. Los años cincuenta definen un tipo de femineidad, de la que se hace
propaganda en la televisión y el cine. Los sesenta y setenta reflexionan acerca
de esos modelos y se enfrentan a los concursos de belleza y desfiles de modas.
El movimiento feminista pide la
abolición del patriarcado: se toma consciencia de que más allá del derecho al
voto, la educación y otros logros de las primera feministas, es la estructura
social la que provoca desigualdades y sigue estableciendo jerarquías que benefician a los varones.
Con el lema "lo personal es
político" entran en el debate la sexualidad femenina, la
violencia contra la mujer, la salud femenina, el aborto o
la contracepción, entre otros. Sin embargo, desde los años ochenta, adquieren
especial importancia las diversidades femeninas, el multiculturalismo, la
solidaridad femenina y el debate, cada vez más intenso, entre diferentes
corrientes del feminismo.