Maestro
Francisco Javier Aragón Salcido.
El
problema del Maestro Fco. Javier Ruiz Quirrín, como el de otros columnistas; Martín Holguín, Arturo Ballesteros, Rafael Cano, Luis Alberto Medina, Michelle
Rivera, Rosa Lilia Torres, Águeda Barojas, Soledad Durazo, es que solo dan cuenta de los homicidios , y se
duelen amargamente del desolador panorama de la violencia sicaría en el Valle
del Yaqui , pero no proponen u ofrecen algún tipo de solución desde el punto de
vista de la Criminología .
Algunos
comunicadores hasta se mofan de las Jornadas Permanentes por la Paz que
promueve la Secretaria de Seguridad Publica. Lo curioso y extraño es que no hay
Marchas ni Protestas de la Sociedad Civil, Cámaras empresariales , Iglesia Católica, Sindicatos y Partidos políticos
. Nada más los columnistas hay medio critican. No van al fondo, sea por temor ,
prejuicios o ignorancia.
Se
observa en Cajeme un mestizaje marginal , tardío. Hay un resentimiento acervo contra
la Etnia Yaqui, la acusan de violenta, indolente ante la modernidad y , parasitaria a
virtud de su estilo de vida comunal . Prevalece el clasismo, la discriminación,
el machismo, el paternalismo, la misoginia y la misantropía . La religión católica
ha declinado en su feligresía , insatisfechos por la formalidad elitista , se han mudado a modestas pero más humanas iglesias
cristinas, donde se familiarizan en la lectura y predica de la Biblia. Paradigmático
en caso de Redimidos en Hermosillo, tiene mucha clientela en el oficio del Expo Fórum
los domingos a las once .
El
problema de Cajeme se origina a virtud del histórico apartheid, o segregación
racial que opero en la región desde la colonia española. A la Etnia Yaqui se le confinó en el lado norte del Rio Yaqui y, los Yoris en la
orilla Sur. Cuando era niño , años cincuenta,
era común ver gente , con pistola al cinto, caminar por la calle sin mayor problema , dicha costumbre, se decía , era con el propósito de poder defenderse de los extraños y malhechores
en el área rural . Parecía aquello como un
pueblo del lejano Oeste de EU . Se decía
que en Cajeme como en ciertos pueblos de
Sinaloa, estaban picados de la Sierra, acostumbrados a la violencia, prevalecía
la Ley de Monte .
Hace
60 años veíamos cine de arte , películas
con argumentos interesantes, críticos e ilustrativos, basados en grandes obras
literarias, con música compuesta especialmente para la cinta. Salíamos del cine
satisfechos , reconfortados, comentando los mensajes edificantes de la película
.
Hoy
todo eso parece que ha cambiado desde que a fines de los setenta, nos invadió
el cine chatarra , basado en efectos especiales, barato de utilería, de catástrofe, violencia y acción . En
New York, se hacia no solo un magnifico teatro en Broadway, sino que también
buen cine de arte , el cual competía con lo mejor de Hollywood , y el resto del mundo.
Según
un artículo de Wikipedia que gloso , parafraseo y trascribo. Little Murders es
una película de comedia negra estadounidense
de 1971dirigida por Alan
Arkin , en su debut como director de largometraje, y
protagonizada por Elliott Gould y Marcia
Rodd . Basado en la obra de Jules
Feiffer , es la historia de una joven , Patsy (Rodd), que trae
a casa a su novio, Alfred (Gould), para conocer a su familia severamente
disfuncional en medio de una serie de tiroteos aleatorios, huelgas de basura. y
cortes de electricidad que asolan su vecindario de la ciudad
de Nueva York .
Jules Feiffer comentó que se inspiró para escribir la
historia con el asesinato de John F. Kennedy. "Lo cual fue extraño porque
yo no era un gran admirador suyo; fue el primer actor en la Casa Blanca",
dijo. "Y luego, cuando le dispararon a Oswald, pensé que había una locura.
Y debido a mi postura política, también vi esa locura en Vietnam.
Así que el motivo de la obra pequeños asesinatos, fue
el colapso de todas las formas de autoridad: religión, familia , la policía. La
violencia urbana siempre fue la metáfora en mi mente de algo más serio en el
país ".
Una Distopía o anti
utopía es una sociedad ficticia indeseable en sí misma. El
término, procedente del griego, fue creado como antónimo directo de utopía,
término que a su vez fue acuñado por el inglés santo Tomás
Moro y figura como el título de su obra más conocida, UTOPIA publicada en 1516, donde describe un modelo para
una sociedad ideal con niveles mínimos de crimen, violencia y pobreza.
Hace como unos diez años que
no voy al Valle del Yaqui. Antaño fue una tierra de promisión , moderna ,
bullanguera . A todos nos duele el clima de violencia que prevalece en el Valle
del Yaqui . Que hacer para remediarlo, como podemos contribuir para recurar el
control social de la desviación a las más elementales normas de convivencia .
No basta contar muertes , dramatizar
los hechos, magnificarlos , o utilizarlos para atacar políticamente al gobierno federal, estatal y municipal de la
4 T . Sonora querida, se extraña aquel viejo Cajeme tan rico , donde hasta el
más chico ganaba su tostón.
Escribe el Maestro Fco.
Javier Ruiz Quirrín Columna de Primera
Mano : “ SÓLO para subrayar algo que es, por demás, insólito… Ahora sí que
inédito e histórico… El mes de marzo de este 2023, registró ¡75! homicidios
dolosos en el municipio de Cajeme en Sonora… Y para la autoridad, en los hechos,
sólo es un número…” .
Las distopías a menudo se caracterizan por
la deshumanización, los gobiernos tiránicos, o
bien las posguerras de conflictos de grandes dimensiones (como una guerra
nuclear), los desastres ambientales u otras características asociadas con un
declive cataclísmico en la sociedad.
Las sociedades distópicas aparecen en muchas
obras de ficción y representaciones artísticas, particularmente en historias
ambientadas en el futuro. Algunos de los ejemplos más famosos son 1984 de George Orwell, Un mundo
feliz de Aldous Huxley y Fahrenheit
451 de Ray Bradbury.
Las sociedades distópicas aparecen en muchos
subgéneros de ficción y a menudo se utilizan para llamar la atención sobre la
sociedad, el medio ambiente, la política y la economía, religión, psicología,
ética, ciencia o tecnología.
Algunos autores usan el término para referirse
a sociedades existentes, muchas de las cuales son o han sido estados
totalitarios o sociedades en un estado avanzado de colapso.
Algunos estudiosos, como Gregory Claeys y Lyman
Tower Sargent, hacen ciertas distinciones entre sinónimos típicos de distopías.
Por ejemplo, Claeys y Sargent definen las distopías literarias como sociedades
imaginadas como sustancialmente peores que la sociedad en la que escribe el
autor, mientras que las antiutopías funcionan como críticas a los intentos de
implementar varios conceptos de utopía.
En su Dystopia: A Natural History (Oxford
University Press, 2017), Claeys ofrece un enfoque más matizado e histórico de
estas definiciones. Aquí la tradición se remonta desde las primeras reacciones
a la Revolución francesa. Se destaca su carácter
comúnmente anti colectivista y también se traza la adición de otros temas (los
peligros de la ciencia y la tecnología, la desigualdad social, la dictadura
corporativa o la guerra nuclear).
Sigue
diciendo el Maestro Ruiz Quirrin: “Así… Con frialdad e indiferencia… Y como
toda una grosería, la declaración cínica del alcalde Javier Lamarque ante el
asesinato del número dos en el mando policíaco del lugar: "Seguramente es
una reacción por el trabajo que hemos llevado a cabo"…
Para Juan
Pueblo, esto sólo nos dice que se ha perdido la capacidad de asombro… "Se
matan entre ellos", repiten constantemente, hasta que el lugar y la hora
equivocada los coloca entre las víctimas inocentes de la violencia
incontrolable…
La autoridad estatal, por su lado, está "ocupada"
en otras cosas… ¡Qué triste! ¡Qué frustrante! Y ¡Qué impotencia!.
Pero vallamos a la historia de los Pequeños asesinatos.- Patsy Newquist es una diseñadora
de interiores de 27 años que vive en una ciudad de Nueva York plagada de
delitos callejeros, ruido, llamadas telefónicas obscenas, apagones y homicidios
sin resolver. Cuando ve a un hombre indefenso siendo atacado por matones
callejeros, interviene, pero se sorprende cuando la víctima pasiva ni siquiera
se molesta en agradecerle.
Ella
termina atraída por el hombre, Alfred Chamberlain, un fotógrafo, pero descubre
que él está emocionalmente vacío, apenas capaz de sentir dolor o placer.
Permite que los atracadores lo golpeen hasta que se cansen y se vayan.
Patsy
está acostumbrada a moldear a los hombres para que cumplan sus órdenes. Alfred
es diferente. Cuando lo lleva a casa para que conozca a sus padres y a su
hermano, él es casi no verbal, excepto para decirle que no le importan las
familias. Se entera de que Patsy tenía otro hermano que fue asesinado sin razón
conocida.
La
excéntrica familia de Patsy se sorprende cuando ella anuncia su intención de
casarse, y luego se sorprende cuando su ceremonia de matrimonio conducida por
el existencial reverendo Dupas se convierte en un evento libre para todos.
Decidida
a descubrir por qué su nuevo marido es como es, Patsy convence a Alfred para
que viaje a Chicago para visitar a sus padres. No los ha visto desde que tenía
17 años, pero les pide que le ayuden con un cuestionario sobre su infancia a
petición de Patsy.
Alfred
finalmente acepta tratar de convertirse en el tipo de hombre de Patsy, el tipo
dispuesto a "luchar". En el instante en que eso sucede, la bala de un
francotirador mata a Patsy, nuevamente sin razón aparente.
Un Alfred
salpicado de sangre va al apartamento de sus padres, los neoyorquinos apenas se
dan cuenta de su estado. Desciende a un estupor silencioso, el padre de Patsy
incluso tiene que alimentarlo. Un detective de la policía quejumbroso y
perturbado, el teniente Miles Practice, se acerca, casi incapaz de funcionar
debido a la enorme cantidad de asesinatos sin resolver en la ciudad.
Después
de irse, Alfred va a dar un paseo por el parque. Vuelve con un rifle, que no
sabe cómo cargar. El padre de Patsy le muestra cómo. Luego, los dos, junto con
el hermano de Patsy, se turnan para disparar desde la ventana de su
departamento a extraños en la calle. Su estado de ánimo mejora y cenan felices
juntos en la mesa.